Nuestros Fundadores

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VENERABLE MADRE JULIA NAVARRETE GUERRERO 1881-1974

“Lo quiere Dios, lo quiero yo”
Fundadora de las Misioneras Hijas de la Purísima Virgen María

Nació el 30 de junio de 1881, en Oaxaca, México. Fundó la Congregación de Misioneras Hijas de la Purísima Virgen María en 1903.

Mons. José María Portugal y Serrato, aprueba las Constituciones y le encomienda a Julia y sus compañeras la apertura de un colegio católico, les ayudó dándoles unas casas viejas y compró todo el mobiliario y material didáctico que las hermanas pidieron. El Colegio abrió sus puertas el 4 de enero de 1904.

Desde este lugar madre Julia viaja constantemente llamada por Dios, a través de la voz de algunos obispos que le pidieron abrir nuevas casas en sus diócesis; así hace numerosas fundaciones, aquí en Aguascalientes, Durango, Coahuila, Sonora, Baja California y en Estados Unidos.

En su largo peregrinar llena de fe y amor generoso sufre las calamidades de la persecución religiosa, el despojo, el desamparo externos e internamente, en la Congregación sufre también incomprensiones, calumnias, destierro; aceptando todo como venido de las manos providentes de Dios.

Su vida espiritual intensa y seria la llevó a un abandono total en la voluntad divina a las altas cimas de la vida mística y a una conducta sencilla, diligente, equilibrada, prudente, con la humildad de la verdad y la transparencia ante Dios y ante los hombres, amando y perdonando, trabajando siempre con alegría y confianza en Dios. Religiosa contemplativa en la acción y activa en la contemplación.

Su fortaleza, amor y calidez humana le permitieron madrugar siempre para orar y trabajar. Velar de noche en adoración al Santísimo y atendiendo la enfermedad de muchísimas hermanas y de niñas, especialmente las que estaban internas y las niñas huérfanas o abandonadas de padres y familiares que cuidaran de ellas, de muchísimos hombres y mujeres afectados por carencias y afligidos por problemas cotidianos

La Madre Julia es la misionera dinámica, creativa; en medio de grandes limitaciones, volcada al mundo que le tocó vivir, sus fundaciones las realiza con el único criterio de ir al lugar más necesitado del Evangelio, sin importar fronteras, climas muy cálidos, lugares inhóspitos.

El Papa Juan Pablo II declaró el 22 de junio de 2004, que: vivió las virtudes de Fe, Esperanza y Caridad, así como las virtudes morales, en grado heroico y desde entonces la Iglesia la reconoce como Venerable.

Aguascalientes, Ags. 28 de enero de 2013.

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P. ALBERTO CUSCO MIR SJ 1852-1916

“Apóstol del Corazón de Jesús”

Nació el 23 de diciembre de 1852 en S. Pedro de Gélida, provincia de Barcelona, España.

Sus Padres, hombres cristianos y piadosos: José Cuscó Raventós y Raimunda Mir Costa.

El amor de su corazón a Jesucristo, era de tal manera ardiente, que lo comunicaba a sus oyentes y les hacía crecer en el fervor y entusiasmo por la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.

  • Misionero itinerante.
  • Director de Ejercicios Espirituales.
  • Acompañante espiritual, con gran capacidad sobre discernimiento de espíritus.
  • Predicador que trasmitía el amor al Corazón de Jesús y despertaba en las personas el anhelo de ser de Dios.
  • Confesor excepcional.
  • Amor profundo a la Santísima Virgen, a quien se dirigía con ternura.
  • Entereza ante la humillación, incomprensión y persecución.
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MADRE VIRGINIA RINCON GALLARDO 1878-1904

“Serviré a todos con amor mirando en todos a mi Cristo”

Bajo la mirada amorosa de Dios y de Nuestra Señora de la Asunción de Aguascalientes, nace Virginia el día 18 de marzo de 1878 en la ciudad de Aguascalientes, sus padres fueron: Don Rodrigo Rincón Gallardo y Doña Virginia Doblado, matrimonio perteneciente a las más distinguidas familias de la República Mexicana y quien en Virginia, la única mujercita y la menor de todos sus hijos se vio bendecido por Dios.

Dios vio el nacimiento de su hija amada y predilecta, junto con este nacimiento le otorga una vocación y una misión.

La M. Virginia luchó por la Congregación a la par que la Venerable Madre Julia Navarrete, y fue la segunda columna que sostuvo el edificio. Consciente de la voluntad divina ratificada por el P. Alberto Cuscó Mir, Virginia luchó sin que nada, ni nadie la hiciera retroceder en el camino. La historia de aquellos días en que iniciaba la Congregación de Misioneras Hijas de la Purísima Virgen María es la del martirio de dos almas hermanas que, fijos los ojos en el cielo, marchaban hacia delante sin más apoyo que Dios. Su muerte dejó en la naciente Congregación, un vacío difícil de llenar. Fue la primicia que nuestra pequeña y pobre Congregación ofreció a Dios, fue la flor más bella cortada del jardín de la Pureza y el primer grano de trigo que depositamos en la tierra, para que diera fruto abundante. Pasó por la tierra sembrando virtudes y derramando en todos los corazones el bálsamo de la caridad y del consuelo.