“En cuanto a mí, jamás presumo de algo que no sea la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo” (Ga 6,14).

“Por la acción del Espíritu alcanzamos una confianza en Dios y por la fe nos apoyamos en su bondad misericordiosa que nos ama y cuida como Padre providente”
(Cuscó Mir Alberto, S.J., Constituciones 1897).

“Las Misioneras Hijas de la Purísima Virgen María hemos de ser almas enérgicas determinadas por la fe y la razón e imágenes del Verbo encarnado en pureza, humildad, sacrificio y caridad”.
(NAVARRETE Julia, apuntes para el Capítulo Especial de Renovación, 1969).

“Penetren en el interior de Jesús, sigan los pasos del Señor desde la Encarnación hasta nuestros días, lo que hizo, lo que sufrió y sufre su Corazón Santísimo en su Iglesia y en la Eucaristía, y enseguida verán el espíritu que deben procurar…” (RINCON GALLARDO Virginia, Breve Idea del espíritu del Instituto de la Pureza de la Virgen María Inmaculada).

“La voluntad del Sagrado Corazón de Jesús es que en este Instituto se practique hasta hasta la perfección la caridad: la medida de este amor mutuo que debe reinar entre las hermanas o entre Superioras y súbditas, debe subir a tal perfección como el Padre Eterno ama al Hijo divino; o según el ejemplo de las enseñanzas del Corazón Divino que dio hasta su sangre y vida por nosotros… que sea su carácter propio y distintivo”.
(CUSCÍ MIR Alberto, S.J., Constituciones 1897).

“El amor debe ser puro, es decir, brotar de un alma limpia o inocente o al menos purificada: es decir por esto, que el Instituto de la Pureza pretende imitar en cuanto sea posible la pureza de María puesto que jamás consolaría a Jesús un alma que no estuviese limpia o purificada”.
(RINCÓN GALLARDO Virginia, Breve idea del espíritu del Instituto de la Pureza de la Virgen María Inmaculada).